miércoles, 7 de marzo de 2007

En 1966, el escritor cubano Edmundo Desnoes (La Habana, 1930) publicó el libro Memorias del Subdesarrollo, un retrato ácido de Cuba a inicio de la revolución. Dos años después, Tomás Gutiérrez Alea (La Habana, 1928-1996) hizo la adaptación al cine, misma que hoy es considerada la mejor película latinoamericana de todos los tiempos y una de las mejores del cine mundial. Esta majestuosa cinta se presentará hoy jueves, 20 de julio, en la Cinemateca Nacional.

“Todos los que me querían y estuvieron jodiendo hasta el último minuto se han ido ya”, es una de las frases lapidarias de Sergio, el personaje interpretado por Sergio Corrieri (Soy Cuba, 1964; El hombre de Maisinicú, 1973) quien da vida a un joven burgués que decide quedarse en La Habana a principio de los sesenta, mientras su familia y su esposa se marchan hacia Miami en los meses posteriores al arribo del gobierno revolucionario.

Pese a los profundos cambios sociales que su país está viviendo en esos primeros meses convulsos, Sergio se dedica a escribir y espiar a los demás desde el balcón de su edificio y en sus caminatas por la ciudad. “De la perla del Caribe, han convertido a La Habana en la Tegucigalpa del Caribe”, afirma en otro momento hablando de la decadencia de la sociedad cubana y el deterioro de la ciudad, mientras reflexiona sobre la pérdida de valores de la clase pequeño burguesa de su país y de la cultura del subdesarrollo que hacen parte.

“Memorias del Subdesarrollo” es una de las más críticas películas del cine cubano posterior a la revolución, que incluso hasta el día de hoy mantiene su vigencia. Es un filme desgarrador y con una mirada cruda sobre la realidad cubana de ese entonces.

Narrado en primera persona --en la película es la voz del protagonista la que guía el relato-- esta historia cuenta cómo de pronto se desmorona todo un país y cambian los valores y las costumbres burguesas de una sociedad decadente. Muy fácil para el protagonista que observa todo desde un telescopio instalado en su apartamento y se considera inmunizado del caos que los demás están viviendo, cuando en realidad no se da cuenta que él ya está inmerso en esa realidad que lo absorbe todo.
Sobre el realizador

Tomás Gutiérrez Alea es considerado el mejor director de cine cubano, autor de la nominada al Oscar: Fresa y Chocolate (1993), su carrera da inicio desde antes de la Revolución y abarca algunos de los títulos más representativos del nuevo cine cubano: Esta tierra nuestra (1959), Las 12 sillas (1962), La muerte de un burócrata (1966), La última cena (1976), Los sobrevivientes (1979) y su última producción Guantanamera (1995).

Para escribir el guión de Memorias del Subdesarrollo, el popular “Titón” contó con la colaboración del propio autor de la novela, Edmundo Desnoes, además de reunir a un equipo de lujo, sobre todo con Nelson Rodríguez en la edición y un elenco compuesto, además de Corrieri, por Daysi Granados (Retrato de Teresa, 1979; Las profecías de Amanda, 1997), quien interpreta a Elena, la joven cubana que se deja seducir por Sergio y que luego su familia le exigirá un “matrimonio indemnizador”; junto a Eslinda Núñez y René de la Cruz.

“Memorias del Subdesarrollo” es una interesante crónica de los cambios sociales, morales y anímicos que vivieron los cubanos a inicios de la Revolución, pero también es un profundo estudio sobre las causas del subdesarrollo, las cuales atañen a todos los países latinoamericanos.

Ver esta película es de carácter obligatorio para entendernos un poco, para comprender las claves que han provocado el estancamiento de la mayoría de los países latinoamericanos, porque pese a la globalización y la supuesta modernización de nuestras sociedades, seguimos tan subdesarrollados como hace cien años, porque el subdesarrollo que tenemos no es físico, sino cultural.

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